Sarah es una experta en morderse las uñas. Practica tantas veces durante el día: cuando riega las plantas, cuando observa las estrellas con su telescopio gigante, ¡incluso en la clase de matemáticas! ¡A veces pone tanto empeño en ello que hasta se muerde un dedo! Sin embargo, por mucho daño que se haga, Sarah no deja de morderse las uñas. ¡Lo hace sin pensar! Sus dientes y su estómago no están nada contentos con este nuevo hábito; ellos preferirían comer otros alimentos como las manzanas o los pimientos…¡al menos no arañan!
Una tarde llega a casa la abuela…con una gran idea. Siempre viene cargada de risas, juegos y conversaciones infinitas, pero esta vez le trae un regalo inesperado. ¡Un regalo que hará que Sarah use el cortaúñas de una vez por todas!
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